14 de junio de 2002

no era yo

Desperté temprano como de costumbre, con los pies arriba y la inigualable sensación de que estaba flotando, así como cuando uno nomás trata de abrir un refresco con un tupperware, salte y cayendo en la cocina me bañe y desayune los siempre matutinos y puntuales espárragos de lata, no hay mejor desayuno que espárragos!, me dijo una vez mi abuelo que nunca conocí, cerré los ojos para volver a despertar y sin poner mucha atención a mi vestir, salte de la cama para encontrarme una vez mas como de costumbre, acostado con los pies arriba.

Los díaz no son muy normales que digamos los días tampoco lo han sido, al bañarme entonces coloré mi piel de azul, siempre es bueno ese color para algunos díaz y para los días miércoles también, dan la sensación de que todavía es habitable el planeta.

De prisa salí, el cantar de los rinocerontes me recordaron que debía apresurar mi salida, todos bien sabemos que los rinos’ saben mejor la hora que los relojes de pulsera, así llegue a donde iba, más cuando llegue había olvidado el por que de estar ahí, suele sucederme más cuando no se que hacer, repuse entonces, e hice lo que la mayoría de las personas que se han levantado temprano pueden hacer, baje al subte y pedí un licuado de pausa. Acomode mi pensamiento y entonces replantee mi día conectando mi USB de modo que yo quedara cómodo como para ver en su esplendor el amanecer del día siguiente, en estos días nomás Uno nunca esta al día...

Habían pasado pocos minutos para que faltaran menos de los que ya tenia acumulados, volví a reponer el día con un ligero golpe en la parte lateral derecha de mi cabeza, el ruidito seguía sonando, inerte, ahí nomás, suene que suene, Y como es algo de arreglar, y no estamos en épocas de arreglamientos, subí el volumen hasta que el ruido de todo lo demás me oculto el molesto ruidito.

Sin querer por la prisa golpee a alguien, el pareció no importarle mi estado ni mi color, más aun después de bajar mi volumen, lo alcancé a escuchar decirme, que debía tener cuidado, y no de el, si no de los demás. Quede intrigado, y entonces no supe si decir; Claro!, o Gracias!, o de plano preguntar; de que me habla?, pero lo único que ocurrió fue que tome un espejo de tantos en el suelo y se lo cedí, tampoco dijo, Claro!, ni Gracias, se limito a un simple; hoy no es día de andar por la calle como si no sucediera nada...

Nada?, hasta ese momento al ver el cielo estrellado, repare en el hecho de que el tiempo había pasado y ni siquiera había podido escuchar la canción, cerré los ojos, repuse << para regresar el track, y lo disfrute como nunca, acostado con la piel azul y los pies arriba.


no era yo.